Este viernes en Tinta Roja recomendamos Mad Max: Furia en la carretera, el nuevo film de George Miller. En la cuarta película de la saga, nos encontramos en un futuro post-apocalíptico en el que la supervivencia es la clave.

Tras haber cautivado a legiones de fans en la primera mitad de los ochenta, este año el director australiano George Miller nos vuelve a traer la saga Mad Max a la gran pantalla, esta vez con Charlize Theron y Tom Hardy en los papeles principales, protagonizando una nueva aventura del guerrero de la carretera donde las explosiones, la exageración y la velocidad no faltan un sólo momento.

Y es que lo excesivo está continuamente presente a lo largo de toda esa montaña rusa llamada Mad Max: Furia en la carretera. Desde los créditos iniciales hasta la realización, pasando por el sonido, la música o el vozarrón que el Max Rockatansky de Tom Hardy luce; la violencia y la velocidad se dan cita en todos y cada uno de los aspectos de esta cuarta entrega de la franquicia, la cual constituye un brutal chute de bestialidad en el que el espectador apenas tiene tiempo de respirar.

Al igual que en las anteriores películas, en esta nueva aventura de Max el tema principal vuelve a ser el de la supervivencia, esta vez reflejada en un grupo de mujeres que, lideradas por Furiosa (Charlize Theron), escapa del malvado Inmortan Joe (Hugh Keays-Byrne), quien las tenía presas ejerciendo de esclavas sexuales. Max entenderá que sólo uniéndose a este grupo de mujeres y cooperando con ellas será capaz de sobrevivir en ese desierto post-apocalíptico que sirve de escenario a la historia. Si bien la película en ningún momento ha pretendido alzarse como un manifiesto feminista al uso, sí es cierto que la imagen de la mujer que ofrece dista mucho de aquella a la que el cine palomitero nos tiene acostumbrados, equiparando el protagonismo de Furiosa al de Max (sin ir más lejos, en el propio título), razón por la cual ha sido criticada por determinados sectores machistas. Lo cierto, sin embargo, es que precisamente esa mezcla generada a partir del desarrollo de una temática femenina dentro de un universo típicamente asociado a lo varonil (violencia, velocidad, explosiones, etc.) resulta de lo más interesante y le otorga a la cinta un plus de atractivo.

El universo de George Miller, sus criaturas y su estilo nos traen de vuelta, de la mano de Mad Max: Furia en la carretera, el mejor cine de acción; ése que se disfruta en pantalla gigante, rodeado de altavoces que te destrozan el tímpano y engullendo palomitas como si lo fueran a prohibir, así que quien tenga la oportunidad, que no se la pierda.