Apuntes sobre el 6 de diciembre, la República Socialista y la lucha de la juventud comunista a la luz de la historia

Ramón Fernández 

Hoy, 6 de diciembre de 2012, hace 34 años que se aprobó la Constitución, que representa la continuidad de la dominación de la oligarquía española.  

Retrocedamos un poco en el tiempo para tener un mejor angular. 

14 de Abril de 1936, se proclama la II República y con ella una nueva forma de gobierno, que si bien no era ni mucho menos la instauración de la dictadura del proletariado, si era un marco donde la clase obrera y las capas más progresistas podrían realizar importantes avances. Las conquistas sociales chocaron rápidamente con la resistencia de los sectores más reaccionarios, que no dudaron en arremeter contra los gobiernos populares hasta el punto de que acabaron con la vida de la joven república a sangre y fuego: primero con un intento de golpe de Estado que precipitó la Guerra Nacional-revolucionaria y posteriormente con más de 36 años de dictadura fascista encabezada por Francisco Franco. 

Y esa misma oligarquía, la que había alzado su mano contra la República, la que impuso el fascismo, la que derramó tantas veces la sangre de la clase obrera, es la misma oligarquía que se puso un nuevo traje hecho a medida para presentarse ante sus socios europeos. Eso representa la constitución vigente. La democracia formal burguesa, la monarquía parlamentaria, la tenemos que entender no como el resultado democratizador de la lucha antifranquista sino como la necesidad de la burguesía de homologar sus formas de dominación para entrar en las estructuras imperialistas de la OTAN y la Unión Europea. 

En ese sentido, el carrillismo tiene su lugar en la historia de la infamia, no sólo por carcomer la sigla histórica del PCE hasta los cimientos sino por dar continuidad y falsa legitimidad a aquellos que acabaron con las esperanzas de los pueblos de España, poniendo bajo la bota del fascismo durante tantos años a la clase obrera. Incluso el carrillismo le limpió al pincel la caspa, el lodo y la sangre para que nuestros verdugos afrontaran con mayor comodidad los nuevos retos que les esperaban. 

Ante esto ¿qué postura debemos tener la juventud comunista, los CJC ante una fecha que no es más que el remiendo de nuestro enemigo de clase? 

Hoy para seguir el legado, ese legado de Trifón Medrano, de las JSU, del PCE de José Diaz y de los luchadores y luchadoras antifranquistas es hacer algo muy diferente a lo que hicieron ellos. Hoy la tarea no está en defender una Tercera República como vuelta más o menos repetitiva de la Segunda. Hoy para seguir su tradición revolucionaria, para ser continuadores de los mejores ejemplos de lucha de la clase obrera, se ha de visualizar nuestro proyecto histórico a la luz de la historia y de las tareas que nos tocan llevar a cabo. 

Si ayer tocaba resistir la arremetida del fascismo, si ayer tocaba resistir con la bandera bien alta mientras los cascotes de la Unión Soviética nos caían sobre la cabeza, hoy, en el marco de la crisis capitalista más profunda que la historia haya visto, la juventud comunista ha de guiar a las hijas e hijos de la clase obrera y las capas populares para organizarse y tomar conciencia en torno a las tareas históricas que tienen que afrontar. Tareas históricas que nada tienen que ver con lubricar el cambio de una u otra forma de dominación de nuestro enemigo de clase.  

Hoy a la clase obrera y las capas populares objetivamente no pueden contentarse con una república que en otros países garantiza por igual la explotación de los trabajadores. Una república que haría perpetuar de igual manera las negras lógicas del capitalismo y del interés ruin de nuestro enemigo de clase. Hoy la tarea histórica viene dada por el contexto objetivo donde nos encontramos y tal tarea no es otra que construir las bases del que será el poder obrero y popular que acabará con el dominio del capitalismo e instaurará el socialismo donde todo se hará bajo el control y los intereses de la clase obrera y las grandes mayorías. 

Hoy la tarea es articular una juventud firmemente asentada en la cultura marxista-leninista de análisis, discusión y trabajo. Una juventud que sea una escuela de comunistas cuyas enseñanzas no sólo se extraigan de los libros sino del fuego del frente de batalla codo con codo con nuestro Partido y la clase obrera.

Esas son nuestras tareas para hacer posible el socialismo-comunismo. Esa es nuestra digna lucha en el marco que nos encontramos y a la luz de nuestra heroica historia. 

Sólo teniendo claro esta tarea estaremos rindiendo justo homenaje a todos los héroes que nos precedieron y estaremos abriendo la única salida que tiene la clase obrera y las capas populares si no quiere seguir languideciendo en la barbarie capitalista. Y con esta convicción estamos seguros que escribiremos algunas (¡sólo algunas!) de las más alentadoras páginas de la historia del movimiento comunista español.

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