La lucha del barrio de Gamonal aún no ha conseguido sus objetivos

La solidaridad popular con la lucha de los vecinos del barrio obrero de Gamonal se ha extendido por todo el país. Ayer se celebró la primera manifestación en Salamanca y para hoy están convocadas movilizaciones en cuatro localidades más: Madrid, Oviedo, Sevilla y Valladolid. Entre el jueves y el viernes está convocada otra veintena.

Se protesta no solo contra el bulevar de la Calle Vitoria de Burgos, sino contra la especulación generalizada que llevan a cabo los capitalistas de la construcción y todos los capitalistas en general, en connivencia con los políticos burgueses. Se protesta no solo contra el "estado de sitio" que el Estado ha implantado en Burgos, sino contra la represión que el gobierno de la burguesía aplica contra todas las movilizaciones obreras y populares.

La lucha de Gamonal está quitando la careta a muchos medios de comunicación que intentan hacer pasar su información por "objetiva", cuando son defensores de la clase burguesa y cuentan las noticias según los intereses de clase de ésta. Incluso aquellos que por cuestiones meramente comerciales se ponen un velo de "izquierdas", como La Sexta o El País. Los medios de comunicación no serán la voz de la clase obrera hasta que la clase obrera se dote de sus propios medios de comunicación.

Todas los intentos de manipulación por parte de la burguesía se han desbaratado. Las circunstancias les han superado y no han sabido más que usar el tradicional argumento de criminalización. Se han afanado en trasladar que hay grupos radicales violentos que generan los disturbios (entre los que según el ABC estamos los Colectivos de Jóvenes Comunistas) e incluso han relacionado las acciones con la 'Kale Borroka' para continuar su paranoica receta de "Todo es ETA". Pero esta vez no ha colado y a partir de ahora esos argumentos están más desacreditados a la hora de criminalizar la respuesta obrera y popular.

La noticia de portada es que el acalde de Burgos, el burgués Lacalle, ha decidido paralizar las obras temporalmente. Sin duda alguna ésta no ha sido una concesión por la bondad del alcalde, sino una conquista a través de la lucha. En plena crisis estructural, la burguesía no está dispuesta a ceder ni un cacho, la única manera es arrebatárselo. Por eso la fórmula del Pacto Social, del pacto entre clases que defienden los reformistas, es una fórmula inválida para la clase obrera.

Nos atrevemos a decir que el mayor enemigo de los vecinos de Gamonal ahora mismo no son los policías, ni tan siquiera el alcalde. Su fuerza, demostrado está, es incapaz de sostener al Pueblo. El mayor enemigo ahora mismo son aquellos que -alzándose desde dentro- llamen a la disolución de las movilizaciones argumentando que ya se han conseguidos los objetivos.

¿Pero acaso se puede decir que se han conseguido los objetivos si, en primer lugar, el proyecto no se ha eliminado por completo? ¿Acaso se puede decir que se han conseguido los objetivos si, en segundo lugar, continúa la represión y muchos detenidos siguen encarcelados? ¿Y acaso se puede decir que se han conseguido los objetivos si, en último lugar, todas las personas movilizadas no quedan organizadas en diferentes estructuras obreras y populares?

Los enemigos de los que estamos hablando estarán muy seguramente entre aquellos partidos a los que el burgués Lacalle ha llamado para reevaluar el proyecto: PSOE, UPyD e Izquierda Unida. En sus propias declaraciones públicas recoge que este grupo de trabajo se crea para lograr el máximo consenso. En otras palabras: mediante una ficción de cambio tratará de sumar el apoyo de estos partidos y así restar apoyos al movimiento popular. Y, no nos engañemos, estos partidos se dejan convencer con facilidad; sus objetivos no pasan por la organización obrera y popular, sino la consecución de simples reformas que no alteran el poder del capital.

En el mejor de los casos, si estos partidos consiguen arrastrar a los vecinos de Burgos, el proyecto será paralizado indefinidamente, lo cual no restará méritos a la heroica lucha popular, pero tampoco impedirá que si no es la Calle Vitoria, en otras calles y espacios de la ciudad de Burgos continúe la especulación urbanística. Por tanto, la única salida de esta lucha favorable a los intereses populares es la organización de la rabia en estructuras permanentes que mantengan viva la lucha.

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