¿Quieres casarte conmigo?

Casarse o tener hijos han dejado de ser dos “actividades” propias de la juventud para retrasarse y llevarse a cabo pasada la treintena. El acceso a la educación y la mejora de los anticonceptivos son dos elementos positivos que explican estos fenómenos. Pero también existen, sensu contrario, elementos que impiden a los jóvenes casarse o tener hijos cuando lo deseen.

¿Es cierto que ha aumentado la edad media de emancipación y de alumbramiento del primer hijo? Los datos recogidos por diversos organismos así lo apuntan.

 

EDAD MEDIA PARA CONTRAER MATRIMONIO EN ESPAÑA (FUENTE: INE)

1976

25,38

1983

25,71

1993

25,597

2003

29,867

2013

33,212

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Como vemos en los dos gráficos (ambos sacados de los datos del INE) la edad media para ambas acciones ha ido aumentando. Quizá es llamativo el hecho de que la edad media para tener hijos no ha sufrido un aumento importante. La explicación más posible sea que el acceso de la mujer al mercado laboral incrementó ese dato antes de 1976 y desde entonces sólo se mantiene esa tendencia con un ligero aumento.

 No se puede negar que la apertura de los niveles educativos a la gran mayoría de la población (aunque actualmente este proceso se está revirtiendo) la mejora de la calidad de vida de los trabajadores (que permite poder mantener a sus hijos estudiando hasta bien entrada la veintena) y la mejora y difusión de los anticonceptivos son tres elementos que han permitido que los jóvenes puedan tener hijos e independizarse a edades más avanzadas pero en este caso por decisión propia y por lo que se conoce dentro del mundo académico como un “alargamiento de la juventud”.

 Es decir, según esta teoría los jóvenes se casan y tienen hijos más tarde porque la sociedad se ha vuelto más compleja, se exige a los jóvenes alargar su formación para adquirir mejores habilidades y eso hace que la etapa juvenil se prolongue. En un principio siguiendo esta teoría no hay nada malo (obviando los efectos que pueden tener sobre gastos como pensiones o sanidad el hecho de que se tarde tanto en reemplazar una generación) pues la mejora de la situación social y tecnológica permite a la gente joven decidir cuándo se va de casa y cuándo tiene hijos sin que suponga un gran coste.

 Pero también existen otras explicaciones menos positivas. El empeoramiento de las condiciones laborales de los jóvenes, con una temporalidad que supera el 80% y un desempleo que afecta a 1 de cada 2 menores de 30 años, los bajos salarios y el alto precio de la vivienda hacen que los jóvenes no puedan ni contraer matrimonio (pues no pueden permitirse vivir juntos) ni tener hijos (ya que no saben cómo van a poder mantenerlos)

  Según el estudio del Observatorio de Emancipación con datos relativos al cuarto trimestre de 2013 casi la mitad de los jóvenes (un 47,5%) no tiene ningún ingreso ordinario (entiéndase por ingreso ordinario el salario, prestaciones, becas, ayudas…) Pero la situación de aquellos que tienen ingresos no es mejor: más del 60% dice llegar mal a final de mes y el 47,7% no puede afrontar gastos imprevistos.

Esta frágil situación económica hace que la edad de emancipación en España haya aumentado.

Sin título

Este es un elemento fundamental pues la emancipación es un requisito básico para contraer matrimonio y para tener hijos.

Como puede observarse en el gráfico es a partir de mediados de los 80 cuando se reduce brutalmente el número de jóvenes independizados. Sin ahondar en el análisis la entrada de España en la UE (1986) y sus consecuencias pueden ser un factor determinante para este cambio.

La dificultad para emanciparse nace de dos causas: primero, las malas condiciones laborales de los jóvenes que les impiden ya no sólo afrontar gastos sino saber si podrán seguir afrontándolos en meses futuros por la alta temporalidad y, segundo, el alto precio de la vivienda y las condiciones prohibitivas de las hipotecas que imponen las entidades financieras.

Aunque es cierto que el precio de la vivienda ha disminuido las condiciones laborales de los jóvenes lo han hecho también (e, incluso, en mayor medida) por lo que sigue siendo igual de difícil acceder a la vivienda ahora que en 2002.

Así, el Portal de la Juventud de Euskadi ha calculado que un joven vasco va a tener que dedicar entre el 54,2% y el 70,5% de su salario para poder tener una casa.

En 2011, el Consejo de la Juventud de España denunció que los jóvenes destinaban más de la mitad de sus ingresos para pagar la vivienda y que para poder acceder a una digna deberían cobrar 2.250 euros al mes

En definitiva, el aumento de la edad a la que se contrae matrimonio y se tienen hijos es consecuencia de un cambio social pero también es consecuencia de las condiciones de miseria en la que viven los jóvenes en España y es una situación que va a generar muchos problemas en el futuro.


Ana Escauriaza es Subdirectora de Opinión de Tinta Roja.

 

 1: http://www.cje.org/descargas/cje5222.pdf

2: http://www.gazteaukera.euskadi.eus/noticia/2015/la-juventud-de-gipuzkoa-es-la-que-afronta-mayores-gastos-en-vivienda/r58-7657/es/

 30072015

 

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